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La Loca de la casa.

  • Foto del escritor: esmeraldaclrd
    esmeraldaclrd
  • 5 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

Rosa Montero

2 de abril 2020.


Creo que necesito decir (antes de empezar a escribir el resto de lo que he pensado al respecto) que este es uno de los libros que más ha marcado mi 2020 (por no aventarme a decir algo aún más grande). Y ya sé, ya sé que apenas llevamos tres meses del año (pero estamos de acuerdo que QUÉ ONDA CON EL AÑO, esos tres meses ya se sienten como seis), pero lo que Rosa Montero hizo con La loca de la casa, de verdad, no puede reducirse a menos.


Cuando recién recibí el libro tuve mis dudas, usualmente las tengo cuando se trata de libros que son un regalo y no recogidos del estante por mi propia mano (achaques de la edad, o mañas personales, como ustedes prefieran llamarlo) pero resultó ser algo

M A R A V I L L O S O.


Hay muchas ideas románticas en mi cabeza que he tratado de ir tumbando poco a poco por propio bienestar mental, pero el romanticismo de pensar que un libro llega a tus manos en el tiempo adecuado jamás lo voy a soltar, y es que es innegable que nos encontramos en una busca constante de lo que sea que necesitemos para sentir con más intensidad (o con menos) y los libros obviamente no son la excepción. Montero habla de escribir, y aunque sé que muchos novelistas escriben acerca del oficio, nunca me había tomado el tiempo de leer un texto de este estilo, porque (por más que lo desearía) yo no escribo novelas, así que no le encontraba mucho sentido. Pero entonces, una de mis buenas amigas (La María) mandó este libro como regalo de navidad, y añadido a la queue no lo pude leer sino hasta finales de febrero. What a ride.



Montero va deshilando página por página la vanidad de ser escritor, de querer trascender a un plano que solo vive cuando hay gente ahí afuera que está dispuesta a usar su tiempo de ocio en leer palabras que salieron de ti mismo; de la fragilidad como resultado del desenfrenado exhibicionismo que representa publicar tus textos, la ansiedad de que no exista un criterio establecido para medir la calidad en las novelas.


La española (que ya decidí proclamar mi nueva reina del ensayo/novela) resalta múltiples veces la importancia del compromiso social que representa tener una postura como escritor respecto a lo que sucede en nuestros entornos. ¡Y es que SI! Lo personal siempre es político, a los niveles que lo decidamos abrazar, pero siempre lo es. Montero sabe las implicaciones de su profesión, y no les tiene miedo.

El corazón del libro está centrado en una idea, que se va desglosando a través de 247 páginas con historias que funcionan como analogías y complementos, y que personalmente considero, son lo que dan al libro ese halo de “Devórame ya, no entiendo qué esperas!!!”


La loca de la casa es una representación de La Imaginación y la creatividad que vive dentro de los individuos. Nosotros somos la casa. Y, dentro de nuestra casa hay una convivencia constante entre la razón (que siempre es pulcra, ordenada y metódica) y la creatividad (a ratos frenética y desenfrenada y a veces sigilosa).

Y es que, en palabras de Rosa Montero ser novelista es no tener miedo a convivir con la loca de arriba, es reconocer que dentro de nosotros mismos, viven muchos otros más, y que justo esta otredad es un factor vital para la conformación de un ente que, a través de la creación, combate las insatisfacciones de la vida y su cotidianidad.


Innegablemente la grandeza de las historias de Montero que guían la línea para entender su mente como periodista y como novelista fue por momentos aplastante y abrumadora, porque de verdad que yo quedé impactada con sus narraciones y su trayectoria, sobre todo porque básicamente constituye mi sueño frustrado.


Por ahí leí a alguien describiendo a La loca de la casa como una mezcla de literatura y vida que termina formando un cóctel afrodisiaco de biografías ajenas y autobiografía novelada. Y es que (retomando lo que dice Montero) al hablar sobre escribir, indudablemente se habla de ser lector. Y aquí, justo en este aspecto, hay muchos detalles que te hacen conectar con ella, con lo que vive y lo que siente.


Finalmente, tengo que aceptar que sigo sin ser capaz de descifrar si fue un ensayo, una novela o tal vez un poco de ambos, pero todas las historias cruzadas, realidades ajenas y romances en épocas del franquismo hicieron de La loca de la casa un viaje que volvería a tomar gustosa.

Tiene una familiaridad que no se puede explicar.

Stay safe mates.

Esmeralda C.

 
 
 

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