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Canto yo y la montaña baila.

  • Foto del escritor: esmeraldaclrd
    esmeraldaclrd
  • 18 ene 2022
  • 3 Min. de lectura

Irene Solà Sàez

30 de Noviembre del 2021.


Palabras clave: Místico, naturaleza, catalán.

El resumen.

Primero llegan la tormenta y el rayo y la muerte de Domènec, el campesino poeta. Luego, Dolceta, que no puede parar de reír mientras cuenta las historias de las cuatro mujeres a las que colgaron por brujas. Sió, que tiene que criar sola a Mia e Hilari ahí arriba en Matavaques. Y las trompetas de los muertos, que, con su sombrero negro y apetitoso, anuncian la inmutabilidad del ciclo de la vida.

Canto yo y la montaña baila es una novela en la que toman la palabra mujeres y hombres, fantasmas y mujeres de agua, nubes y setas, perros y corzos que habitan entre Camprodon y Prats de Molló, en los Pirineos. Un terreno fértil para liberar la imaginación y el pensamiento, las ganas de hablar y de contar historias. Un lugar, quizás, para empezar de nuevo y encontrar cierta redención.

La versión digital la encontré en Bookmate.

Sobre la autora.

Irene Solà es la escritora, poeta y artista que ha revolucionado el panorama narrativo catalán.

Nacida en Malla, es licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona y Máster en Literatura y Cine por la Universidad de Sussex, es una de las mayores exponentes contemporáneas del catalán y defensora de la creación de historias en el idioma.

Solà menciona que lucha constantemente por la tilde en su segundo apellido para mantener el verdadero significado de su nombre. Sola, sin acento, sería en catalán “que está solad”, mientras que Solà, significa “un lugar soleado”.

Colabora habitualmente en La Vanguar­dia. Ha sido escritora residente del Alan Cheuse In­ternational Writers Center de la Universidad George Mason, y ha participado en el programa Writers Art Omi-Ledig House.


Sobre la obra

Canto yo y la montaña baila es la segunda novela de Irene Solà, publicada por Anagrama en catalán y cas­tellano, obtuvo en 2019 el premio Llibres Anagrama de novela, el European Union Prize for Literature, el premio Punt de Llibre de Núvol, el Premio Cálamo Otra Mirada y el premio Maria Àngels Anglada de Narrativa, y ha sido traducida al euskera*, el italiano, y pronto a otros quince idiomas, incluidos el inglés, el francés, el holandés, el turco y el árabe.

Canto yo y la montaña baila es la primera obra escrita en catalán en ser galardonada con el premio Anagrama de narrativa.

"Porque el bosque es de las que no se pueden morir. Que no se quieren morir. Que no morirán porque lo saben todo. Porque lo transmiten todo. Todo cuanto hay que saber. Todo cuanto hay que transmitir. Todo cuanto es. Semilla compartida. La eternidad, cosa ligera."

La experiencia lectora.

Canto yo y la montaña baila, fue uno de esos libros que te siguen, y te atormentan hasta que los tomas y los lees. Se me aparecía por cualquier lado, en los estantes de las librerías, encabezaba las recomendaciones del algoritmo de mi aplicación de lectura digital y mi lugar literario favorito (el de la mágica Pao Carola) lo incluyó en sus lecturas de fin de verano.

El día que por fin me senté a leerlo, estuvo rodeado de parsimonia, (naturalmente), y así, con la velocidad en la que se quema la varita de incienso que acompañó al ritual lector de ese sábado por la mañana, se me fueron entre las manos las historias de las mujeres del agua, los hombres poetas, y los fantasmas de Camprodon.

“El aire olía a madrugada, que es un olor sin sabor, como el agua, tan buena que no se puede describir, y se oía el ruido de las ramas altas de los árboles y de los pájaros alegres y cantadores.”

¿Qué pensarías que diría un rayo que sabe el daño que causa cuando decide hacerlo? Todo lo que existe en los magníficos Pirineos de Irene Solá, tiene algo que decir.

La magia que envuelve este libro es el resultado de un lenguaje sencillo, fluido, a veces se siente incluso como si las palabras bailaran. Irene Solá escribe de una manera en la que resulta sencillo dibujar en tu mente los paisajes de los Pirineos, percibir el aroma de las hojas secas fundiéndose con el de la tierra húmeda.

A través de las historias interconectadas entre los personajes de Solá, se resignifica la relación de los hombres y las mujeres con la naturaleza, utilizando arquetipos rescatados de leyendas catalanas.

Canto yo y la montaña baila, nos recuerda que, a pesar de nuestra enajenación humana, la naturaleza es nuestra hermana inseparable.

“Al principio no quiero verlo llorar. Como si no estuviera bien. Miro las brasas de corazón rojo. Pero después me digo que tengo que verlo. Que llorar es bueno. Y que, al fin y al cabo, me debe esas pocas lágrimas, y me vuelvo y lo miro.”

Es una lectura brillante, narrada sin respetar cronologías ni lógicas, envuelta en un halo de magia y misticismo. Hay diversidad en las voces, en la perspectiva y en la forma de describir los entornos; en bookmate leí un comentario que menciona la fuerte presencia de los tintes de la tradición oral en las historias que escuchamos de pequeños y no podría ser más acertado.

En este libro sentí mucho, lo sentí todo.

Definitivamente una de mis lecturas favoritas del 2021.


Esmeralda C.


 
 
 

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